El Juego de Netflix y cómo todos seguimos participando

Meme por aquí, meme por allá. Un brote inesperado se hizo viral y pocos entendían porqué, por poco tiempo. Eso de la curiosidad y el morbo, realmente alimenta las ganas y aumenta la demanda. Así fue generando conversación y muchas culpas se las atribuyo al contenido hecho por la propia marca.

Aquí no pienso hablar de que la fórmula narrativa era obvia. Tampoco hablaré de su excelente dirección de arte, ni su innecesario devele en el capítulo final. Es fácil unir una tendencia, como las producciones coreanas, como temáticas tan adictivas y reflexivas que lucen actuales y cercanas, para lograr el éxito a través de la empatía.

Sí, la vieron 111 millones de fans, pero tampoco planeo hablar de eso. Finalmente es un dato, como los que vienen de esta marca, que deben tocarse con pinzas. Creo que podríamos fijarnos en otros números que ayuden a entender porqué El juego del calamar rompe los récords.

MEMES INORGÁNICOS

Es interesante que hablemos de fans, más no de usuarios o siquiera cuentas. Porque eso es lo que está construyendo Netflix. Es más preciso hablar a nombre del fan que del usuario, porque como todo fenómeno, genera más reacciones pasionales que racionales. 

Sus seguidores se han encargado de proclamar a toda voz esa admiración con un entusiasmo exagerado y, cuando eso sucede, siempre deja algo. Tengo pruebas y cero dudas:

La avalancha de publicaciones que mencionan a la serie no ha dejado de aumentar conforme los días transcurrieron desde el estreno, pero lo llamativo es que gran parte del contenido lo originó la propia empresa con los memes que todos quisimos entender. 

Aquí radica gran porcentaje del éxito. Ustedes saben, todos tenemos, en cierto nivel, un miedo innato de quedarnos fuera de la conversación, de sentirnos apartados de la sociedad. Por eso nos gusta estar al tanto del último chisme o del meme del momento. Eso lo detectó Netflix y ahora lo ejecuta con mucha eficacia.


La serie funciona excelente para una maratón. Tardé tiempo en verla por evitar los spoilers, sabía que necesitaría comenzarla y terminarla en un fin de semana, sin muchos cortes. Que la gente le ponga niveles de atención tan altos a un contenido de manera tan concentrada en el tiempo, ya le garantiza un lugar en el Olimpo del streaming.

La fórmula era sencilla: una premisa que alude a tiempos tan extraños como los que vivimos hoy y su clásica estrategia de estreno en bloque, que le ha funcionado tanto a la marca, haciéndola tan adictiva. Esta sed de información también genera más contenido orgánico: más memes, más reacciones, más análisis, más conversación: el verdadero rastro de la popularidad.

Tanto se viene capitalizando este éxito, que el disfraz fijo para Halloween será el buzo de los participantes y las máscaras con figuras geométricas. También se especula que Netflix apostará por el merchandising oficial como línea de negocio con rentabilidad asegurada. Mientras tanto, sus actores han multiplicado sus seguidores en redes sociales y en las calles ya se practican estos inocentes juegos para niños.

MI AMIGO EL ALGORITMO

A diferencia de la mayoría de las plataformas, el crecimiento de Netflix no solo se debe a sus estrategias de marketing, sino al contenido y la experiencia del usuario, y esto se logra a través de la recolección y buen uso de la data.

Por ejemplo, desarrollaron un algoritmo a fines del 2017, que analiza las series y películas vistas según su miniatura en el catálogo y cómo alguien determina qué verá al elegir entre varios fotogramas por título.

Pero el uso y análisis de datos va más allá de recomendarte qué vas a ver. Para el caso de House of Cards, crearon más de diez versiones de tráilers. Después, siguiendo las normas del microtargeting, ofrecían a cada usuario un tráiler adaptado a sus preferencias. Por ejemplo, si viste programas de televisión protagonizados por mujeres, te mostrará un avance con personajes femeninos. Pero si antes viste contenido dirigido por David Fincher, te mostrarán un avance enfocado en los episodios dirigidos por este realizador.  

Con toda esta actividad pretendían cuantificar la audiencia potencial de House of Cards entre los clientes del servicio. Los datos en aquel momento se emplearon para aislar la audiencia de la plataforma interesada en dicho programa, no para crear una serie a partir de todas esas preferencias que descubrieron por el camino.

LA BIG DATA

Han convertido el proceso creativo en un laboratorio donde determinados ingredientes se mezclan, procesan y distribuyen, solo que con un empaque diferente. En el 2014, el periodista Alexis Madrigal fue el primero que le dio sentido a esta idea de la ingeniería inversa y Netflix.

La data es un eje estratégico que explica gran parte del éxito que ha cosechado a lo largo de los años. Almacenan infinidad de información, como el día y la hora, la ubicación, el tipo de dispositivo, las búsquedas, el contenido que se selecciona y el que se abandona o el número de horas que destinan a ver un contenido, entre otros. 

La gran pregunta es si hay real libertad creativa: sí y no. La clave está en el proceso de análisis que permite dar sentido a los datos, no en los datos en bruto. Esto es lo que les ha permitido construir una suerte de oráculo de preferencias. La data no te dirá cómo hacer el programa pero sí el tipo de programa que deberían estar haciendo, que es el que tiene potencial para ser visto.

“Los datos, por sí solos, no valen gran cosa. La verdadera riqueza está en la utilidad que se les dé y en la capacidad para tomar decisiones.”

NETFLIX VS THE WORLD

Para Nefli, la estrategia de creación de contenido propio y basado en la data, es un recurso para mantener un público mal llamado cautivo. Al día de hoy, lo único que no me hacía cancelar la cuenta, era el final de Better Call Saul y la llegada de Seinfeld.


Esto contrasta con la apuesta de HBOMax o Disney+, ambos con amplia cartera de franquicias populares, pero que no garantizan a largo plazo, el derecho de mantener actualizada mi membresía.

El juego continúa…